viernes, 28 de agosto de 2015

Visiones de Quatorze (una noche en Nonino) - 2ª parte

(Foto Pablo Arlati)

Marcela, profesora de Inglés, nos escribe.
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             La casona ubicada en la calle Las Piedras al 500, recibe a sus convocados. En el zaguán, una fila de personas  abona su entrada. Algunos  saludan como si me conocieran. Les respondo con una sonrisa sin titubear porque los amantes de la música somos así: nos conocemos y confluimos en algún espectáculo. El  ambiente es  bohemio; un teléfono de vaquelita negro antiguo de pared, es testigo ocular de este transitar. Una máquina de escribir Continental flanquea a una señora que prefirió, esperar sentada  en un sillón, a que la función comience.  Edades variadas en rostros diversos  convergen en un mismo lugar, citados por un idéntico placer: “la musique française”, que con su encanto demostrará su arte de entrelazar voces y acordes.
       “Chansons d’amour” ofrece una vuelta a las canciones francesas: eternas como los sentimientos: inmortales. Más precisamente, los hits de  las década del 60 y del 70. Esos singles que tiñeron días enteros, noches y atardeceres con  melodías sublimes sustentadas por textos poéticos. Sentimientos de pérdida, de amores, cantos a la vida, reclamos al mundo, reflexiones ante la impotencia o el devenir. Cantautores e intérpretes que supieron  esculpir de por vida, sentimientos inherentes al alma humana.
        “Quatorze” ofrece una propuesta  relatada por cuatro personajes: el que sueña, el del arma, el de la nave y ella. Todos sobre un escenario iluminado, según la atmósfera, prometen de manera inusual, un viaje hacia  emociones y  recuerdos. La voz masculina (Dany Aráoz Tapia) junto a la femenina (Silvina De Faveri) van a conformar un dúo vocal con temas que le harán cerrar los ojos y  evocar o por qué no decirlo, volar con el texto de las canciones  que aparecen en  pantalla a disposición del público.  Acuda dispuesto a agudizar  sus oídos ante los acordes del guitarrista (Carlos Podazza) y las manos del tecladista (Ernesto Klass) y,  tal vez  pueda  definir  qué es la música para usted.
       Lo esperan, le aseguro, saludos, risas, charlas y rostros afables.  Mesitas cuadradas de madera. Un trago de su preferencia, iluminación acorde, gentileza en el personal, coordinación, buena acústica y  buena dosis de emoción.

- Disculpe,  ¿me da permiso?    Ah, qué ambiente cómodo, ¿no?
¿Pedimos algo?  ¡Sí, sí! –

       Regálese una noche diferente. Puede que se  sorprenda usted mismo y llegue a la misma conclusión que el filósofo alemán sostuvo en su vida:
                                                             “La vie sans musique serait une erreur– (“La vida sin la música sería un error”)  Friedrich Nietzsche

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Marcela Ricci, agosto 2015

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